Después del Día de los Santos
Hace unos días una compañera florista colgó esta foto que comparto en este momento con vosotros y que muestran cómo están nuestras manos después de la campaña de todos los santos, y después de varios días de trabajo.
Me hace mucha gracia que, cuando dices que eres florista la gente dice ¡qué bonito!, y cuando vas al médico porque tu espalda o tus manos no pueden más y te dicen que no puede ser por el trabajo… si eres florista, trabajas con flores, ¿qué esfuerzo haces con eso?.
Cierto es que ser florista es bonito, que trabajar con flores es precioso, yo no cambiaría esta profesión por nada, pero tan cierto como que es bonito, es que es duro, muy duro, y que el hacer las cosas bien requiere mucho esfuerzo, mucho trabajo, muchas horas, mucha dedicación, perderte fines de semana, trabajar cuando otros están de fiesta… pero de eso nadie se acuerda.
A pesar de todo eso soy feliz con mi trabajo, soy feliz con lo que hago y con cómo lo hago. Y así seguiré haciéndolo, por mí, y sobre todo por mi madre, que fue quien ayudó y me animó a empezar hace 23 años.
Agradeceros a todos vuestro apoyo incondicional, daros las gracias por contar con nosotros siempre que necesitáis transmitir un sentimiento. Aquí estará la floristería siempre para transmitirlo de la mejor manera, con flores.
Nuestras manos se curarán en unos días, las sensaciones creadas y los sentimientos transmitidos se quedarán ahí para siempre.
Y esta es la magia de las flores.